
Este grupo, no ya tan desconocidos, ofrecen a su público una experiencia que combina la música ska, reggae y soul con elementos visuales, mucha imaginación, humor, sorpresa, interacción y sobre todo diversión. Según los propios componentes de la banda, ese es su principal objetivo: encontrar un sonido con el que disfrutar y puedan disfrutar los demás. En España se suele asociar este tipo de música con movimientos socio-políticos (antiglobalización o antisistema), pero Alameda no se identifica con ningún movimiento en particular. Y sobre todo están enmarcados en un gran positivismo. Al show han incorporado no sólo coreografías sino también alguna que otra ‘performance’, e invitan a amigos a tocar con ellos, o en el caso de este fin de semana, mostrar algunos trucos de magia.
Esta banda madrileña incorpora entre su repertorio de instrumentos saxo, saxo tenor, trompeta, trombón, guitarra eléctrica, bajo, batería y teclado, tocados por dos chicas y ocho chicos, que además bailan, juegan, interactúan con el público, se hacen bromas, se retan y cantan. En definitiva, cada concierto es una fiesta, y ellos mismos afirman que quieren que el público venga a bailar, moverse, reír y divertirse.
Conciertos en el metro
En su afán por divertirse, el grupo ha creado incluso lo que ellos afirman ser un nuevo medio de expresión visual: el ‘trainacting’. La idea empezó como una posibilidad para rodar un videoclip, aunque desde entonces han hecho varios. Se basa en desarrollar una pequeña acción (desde un concierto con bar incluido, hasta la proyección de una película o una cena romántica) entre dos estaciones de metro. Estos ‘performance’ tuvieron una gran repercusión y han sido mencionados en todos los medios informativos.
Historia del grupo
Alamedadosoulna nació en 1999, al fusionarse dos grupos madrileños, cansados de promesas de discográficas y mala gestión de ‘managers’. Desde entonces han sacado 3 discos, el último titulado ‘Finissimo’. Pero ahora son ellos mismos quiénes gestionan todo el producto, tanto la composición y el diseño de la música y los espectáculos, como la propia promoción, la contabilidad, la producción, la distribución (Dosoulna Records) etc. Cada uno de los miembros tiene un cargo específico, y cada cargo es un músico. Gestionar ellos mismo el producto tiene sus limitaciones, pero afirman preferirlo a tener que lidiar con tanto intermediarios. Por otro lado, el boca a boca, la promoción por Internet y la venta callejera, entre otros sistemas, les han permitido tener ya un cierto prestigio y contar con un gran grupo de aficionados. De hecho, en los últimos años han completado aforo en todas las salas de Madrid donde han tocado (Heineken, Caracol, Galileo Galilei, etc.). Y entre los fans hay personas de todas las edades, desde puristas del ska hasta aficionados de bandas de pueblo.
Grabaron su primera maqueta en el 2003, con versiones y algunos temas propios, más de estilo soul, y de hecho tenía por título ‘Verano al Soul’. El propio nombre del grupo viene de un juego de palabras entre Alameda de Osuna, su lugar de origen, y ‘soul’. A pesar de contar con una gran variedad de influencias, desde Monty Python y otros cómicos, hasta los grandes músicos del jazz, el pop, el rock, la rumba, poco a poco empezaron a introducir más elementos del ska y del reggae, y se han convertido así en uno de los grupos más conocidos de este tipo de música en España. A partir de ese primer disco metieron más caña, humor y ska, hasta llegar a ‘¡¡Skrak!!’, otro disco autoproducido, compuesto por ellos, con su propio show autopromocionado.
Este año han sacado su tercer disco, ‘Finissimo’ donde afirman haber intentado subir la calidad técnica y de grabación pero también la complejidad musical. Además, incluso en los discos buscan entretener y meter algo más que música, y en este caso incluyen anécdotas sobre cómo y porqué se compuso cada canción.
Sin embargo, el directo es donde mejor explotan sus canciones. Involucran al público, les transmiten la emoción y el placer de estar en el escenario, y les invitan a vivir la música, disfrutar y olvidarse por un par de horas del resto.
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